Por Susana Pérez
Wilma Gómez Perera, de 81 años es originaria de Tizimín, Yucatán, pero desde hace 40 años llegó a Cancún, porque su esposo vino a trabajar como velador y carnicero.
Ella recuerda que, cuando su esposo le dio la noticia, se puso contenta y sabía que seguiría a su esposo a donde fuera.
«Me dice hija vamos a Cancún, ahí voy a trabajar, está bien, le dije, ya que él era vaquero en los ranchos y terminaba y le hablaban en uno y otro y yo me iba con él», aseguró.
Recuerda que llegó a vivir con sus tres hijas mayores Nely, Nilma y Heidi, quienes ya trabajaban y tenían a sus hijos pequeños.
Y hace 30 años murió su esposo y quedó pensionada y tuvo el apoyo de sus hijas.
«No, ya hace 30 años de que murió y mis hijas no me abandonaron y me pensionaron y mis hijos me ayudaron», dijo.
Mientras entrevistamos a Wilma, era acompañada de su hija Norma, quien le recuerda varias cosas que ella parece haber olvidado.
Sin embargo, Wilma es feliz .
«Estoy bien, como bien, por la gracia de Dios y estoy sana, no soy diabética o hipertensa», precisó.
Y es que dice cuidarse bien en su alimentación y de eso se encargan sus hijas que la cuidan y la tienen por periodos en su casa, en donde le dan todas las atenciones.
La llevan a sus citas médicas y la guían, ya que ella ha perdido la vista por una infección y glaucoma
Su anhelo es viajar y no tan lejos, desea ir al Cuyo.
» Quiero ir al Cuyo e ir al mar, me gusta y cuando van mis hijas me llevan», externó.
Ella es feliz y disfruta a su familia ya que tiene 35 nietos, 14 bisnietos y ya tiene un tataranieto.
Y por último nos da a conocer sus platillos favoritos.
«Muchas cosas, relleno negro, escabeche, frijol con puerco y varias cosas», externó.
Dice que ya se hizo grande y ya comió demasiada tortilla.