A sus 63 años, María Luisa Jasso inició un capítulo vibrante y transformador en su vida junto a su esposo.
Después de que su esposo se jubilara, María Luisa Jasso y su esposo decidieron dejar atrás la rutina de la Ciudad de México para establecerse en Cancún, donde, como María Luisa describe con cariño, volvieron a ser novios.
Llevan casi tres años viviendo esta nueva etapa, marcada por la tranquilidad y la ausencia de las presiones diarias que antes los absorbían y comenzaban a generarles problemas de salud.
Su llegada a Cancún, un lugar que hoy se siente como su hogar, y al DIF municipal fue una casualidad, comenta que una noche, mientras salían a cenar al tradicional lugar de encuentro de las familias cancunenses, en parque de Las Palapas, se toparon con un animado grupo de personas bailando en la explanada.
Como a ambos les encanta bailar, no dudaron en unirse. Fue allí donde María Luisa conversó con una maestra jubilada que, al enterarse de que eran recién llegados, les recomendó enfáticamente el programa del DIF.
Esta sugerencia resultó ser clave para su integración en la comunidad.
Es así que María Luisa y su esposo visitaron el DIF y quedaron encantados. Desde entonces, se han integrado completamente a sus actividades y aprovechan al máximo todo lo que se ofrece. Han disfrutado de musicoterapia, natación, yoga, pintura, e incluso terapia psicológica para su esposo, al demostrar su compromiso con el bienestar integral.
«Lo que sea está bien», afirma María Luisa, al reflejar su apertura a nuevas experiencias.
María Luisa dice que uno de los mayores desafíos, y a la vez una de las mayores bendiciones, ha sido la adaptación a la convivencia de pareja tras la jubilación de su esposo.
Reconocen que es un proceso de acoplamiento constante, en donde aprenden a respetar los espacios y las formas de cada uno.
Esta nueva etapa los ha llevado a reconectarse como pareja, disfrutando de levantarse tarde, ir juntos a la playa y compartir actividades.
La historia de María Luisa Jasso es un testimonio de adaptación, amor y la búsqueda de la plenitud en la etapa dorada de la vida, demostrando que Cancún ha sido el escenario perfecto para un nuevo comienzo lleno de alegría y autonomía.

