A sus 61 años, la vida de Marquelia González Arias está marcada por el trabajo duro y la dedicación a sus hijos. Prácticamente sola, crió a sus 4 hijos tras su divorcio, dedicándose a todo tipo de empleos para sacarlos adelante. No importaba la labor, lo esencial era que sus hijos tuvieran un futuro.
Empezó con manicuras y pedicuras, y aprendió a dar masajes, atendió a sus vecinos y conocidos. También fue cuidadora de personas mayores y niñera de agencia, trabajó en hoteles de la Riviera Maya.
A sus 60 años, la situación es aún más difícil, ya que ya no la aceptan en ningún lugar y ella desea continuar con su trabajo pese a que sus hijos ya son mayores y logró costearles ella sola sus carreras, pues cuando su esposo la abandonó la dejó con cuatro hijos, el mayor de 12 años y el más pequeño de 5 años, y sufrió lo que muchas mujeres sufren la falta de responsabilidad de los padres en la manutención de los hijos.
Marquelia dice que esto la obligó a ser el único sostén de la familia, impulsándola a trabajar en lo que fuera para que sus hijos no dejaran de estudiar.
Su esfuerzo dio frutos: uno de sus hijos es ingeniero, otra estudió administración y la menor cursó un diplomado en computación, aunque decidió no seguir estudiando.
A pesar de todo, se siente orgullosa de los valores que les inculcó y de que, afortunadamente, sus hijos la hayan apoyado en todo momento como ella dice “Salieron bien,».
Marquelia ha encontrado un lugar que la renueva, es el un club «La Esperanza», del DIF de Benito Juárez, ahí se olvida de sus problemas y es el tiempo que se dedica a ella.
Precisamente, su mayor preocupación en este momento es su hija de 36 años, quien fue diagnosticada con cáncer. La joven renunció a su trabajo al pensar que la enfermedad sería pasajera, pero la realidad es que su lucha es constante, le extrajeron un tumor y actualmente sigue en tratamiento.
Marquelia y sus hijos están unidos en esta nueva batalla. Se están encargando de todos los trámites, viajes, y gastos para que su hija reciba la atención médica que necesita. A pesar de los obstáculos, mantiene su espíritu de lucha, y aunque desearía poder hacer más por su hija, se consuela pensando que está haciendo todo lo que está en sus manos.

