A sus 69 años, Mercedes Marrufo Martínez narra todos los obstáculos que venció y que la convirtieron en una mujer segura, proveedora y agradecida con Dios y con la vida.
Originaria de Mérida, Yucatán, pero con residencia en Cancún desde hace 40 años, señala que ha vivido, tiempos malos y buenos, pero ahora está mejor.
Entre los obstáculos que tuvo que vencer fue el miedo a salir a trabajar como asesora de ventas en la terminal de autobuses ADO, en donde empezó como afanadora, y el alcoholismo de su esposo.
«Claro que me fue difícil salir a trabajar, porque estaban chicos mis hijos y mi esposo tomaba mucho, y a pesar de ello la comida nunca nos faltó, pero se necesitaba salir adelante», reconoció.
Doña Mercedes es madre de tres hijos, dos varones y una mujer y se casó a los 20 años.
Narró que su esposo era mesero, trabajó en la zona hotelera, ganaba bien, pero ella necesitaba trabajar.
«Me animé a trabajar por necesidad, yo quería que mis hijos salieran adelante que no se quedaran estancados como nosotros, pero no todos estudiaron, mi hija se superó sola, uno de mis varones estudió computación y el más pequeño es discapacitado», señaló.
Recordó que laboró hasta a los 60 años, que se jubiló; se siente contenta, porque junto con su esposo pudo construir su casa y ayudar a sus hijos de quienes está orgullosa.
Su etapa laboral fue difícil, porque le costaba dejar a sus hijos solos, pero el aportar recursos al hogar le dio seguridad y valerse por sí misma.
«También me dio seguridad, porque ya me podía valer por mí misma, decía no hay comida y así tenía la seguridad que mis hijos tenían que comer», agregó.
El alcoholismo de su esposo hacía que la vida no fuera fácil, pero todo cambió cuando nació su primer nieto y ahora se siente tranquila, porque él ya se ha dedicado a sus hijos y nietos, a la vida familiar.
«Superó el alcoholismo cuando llegó mi primer nieto, dijo hasta aquí, eso fue hace 19 años», indicó.
Doña Mercedes dice estar contenta, porque ahora su familia está unida y hay buena comunicación.
Aconsejó a las mujeres a salir adelante y no dejarse maltratar.
Dice que no le falta nada y está agradecida con Dios por su familia y todo lo que puede hacer.
A doña Mercedes le agrada viajar y ahora apoya a su esposo que ayuda a otras personas en su lucha contra el alcoholismo.
«A mí me hace feliz estar con mi familia, con mis hijos y los pequeños detalles, pero si me invitan a pasear voy», finalizó.

