Las personas de la tercera edad enfrentan retos a lo largo de su vida y con sabiduría y coraje salen adelante, como doña Ana María Tun, que llegó a Cancún con sus hijos al poco tiempo del paso del huracán Gilberto y junto con su esposo, trabajaron mucho para dar techo, alimento y estudios hasta donde se pudo a sus hijos.
Ana María, de 86 años, señala que todos los días le pide a Dios por su esposo para que mejore su salud, ya que hace tres años sufrió un derrame cerebral que paralizó la mitad de su cuerpo y ahora poco a poco recupera la movilidad y el habla.
En tanto ella se hace cargo de los gastos de la casa y los cuidados de su esposo, ya que viven solos, sus hijos los visitan los fines de semana, pero al tener familia no los pueden apoyarlos económicamente como quisieran.
Dijo que, aunque tienen el apoyo de los programas de gobierno no es suficiente, sobre todo cuando hay que comprar medicamentos, pues le diagnosticaron insuficiencia renal, pero no puede quedarse sin trabajar y para ganarse unos pesos sigue activa con su oficio de costurera, al hacer reparaciones de ropa, cambia cierres y hace dobladillos.
Subrayó que desde niña aprendió a trabajar y cuando hay necesidad no se puede quedar cruzada de brazos, pues debe ganar un poco, aunque sea para los frijoles y tortillas, en tanto confía ser un buen ejemplo para sus hijos y sus nietos, pues no deben esperar que les resuelvan la vida por los papás o el gobierno, ya que, si bien hay varios apoyos, es necesario que cada persona se esfuerce para salir adelante y vencer todos los obstáculos que se presentan día a día.

