Científicos del Centro de Investigación en Biotecnología Aplicada (CIBA), del Instituto Politécnico Nacional (IPN) avalaron la eficiencia del biofertilizante producido a base del sargazo que llega a las costas del Caribe Mexicano.
Los especialistas probaron el producto en la siembra de jitomates, lechugas y pastos, para comparar su efectividad frente a los fertilizantes químicos.
Los que fueron tratados con fertilizante orgánico mostraron una respuesta positiva y, además, una menor erosión del suelo.
Una de las motivaciones para realizar este estudio fue brindar una solución para dejar de utilizar fertilizantes químicos en las siembras agrícolas, pues representa una de las principales problemáticas en la contaminación del suelo y del agua, explicó Myrna Solís Oba investigadora del CIBA.
La única diferencia notada por las investigadoras a cargo del proyecto fue que los vegetales cultivados con fertilizante químico alcanzaron un mayor tamaño.
Para la producción del fertilizante se instalará una fábrica en el destino.
El biofertilizante utilizado fue el desarrollado por la empresa Dianco, que está en proceso de instalar una fábrica en Cancún para la producción de este producto a gran escala.
Héctor Romero, representante de Dianco México, apuntó que esta planta contará con capacidad para procesar hasta 100 toneladas de sargazo por día, con el aprovechamiento del 100 por ciento de la materia prima.
Esto es en una primera etapa, donde se alcanzará el 17 por ciento de la operación. A mediano plazo, la meta es procesar 600 toneladas de sargazo.
El proyecto tiene una inversión de aproximadamente 1.5 millones de dólares.
Dianco no se encargará de recolectar el sargazo ni del traslado, pues argumentó que las autoridades o los hoteleros ya hacen un “gasto” en ese traslado y la empresa “estaría ayudando” a que no se vierta en un relleno sanitario y sea un contaminante.
El fertilizante orgánico, asegura, se venderá a un precio por debajo del mercado, pues es relativamente barato su costo de producción.